martes, 23 de mayo de 2023

FÚTBOL Y VERGÜENZA AJENA

El fútbol de ser el desagüe de las bajas pasiones se ha tornado en depósito de las mismas. De depósito de las mismas en olla a presión a punto de explotar. Y casualmente a veces explota. Los políticos lo miran con arrobo, veneración y envidia. Sobre todo esto último. Quisieran que la pasión que bulle en el estadio y en los medios estuviera a su servicio. Fáctica y modélicamente. Que la sociedad sea como un estadio y el Partido, los nuestros, el equipo ganador, siempre vencedor. Y además humillando al enemigo, que ya no rival. Y todo un estadio entregado hasta el extasis.


La civilización es en su mínima expresión sometimiento a las buenas formas de ese primario de patear y apabullar, no sólo vencer. Hay buenas formas que se guardan por miedo al que dirán y otras por decencia. En la práctica lo que cuenta es que ese status quo cívico funcione por una razón o por otra. Pero habitamos en un edificio sujeto a la corrosión ,la corrupción y la ruina. El límite de la civilización, al menos la nuestra, se quebrará cuando la metástasis de la barbarie alcance a la ópera o la museo del Prado. Por ahora se salva, nos salvamos, entre otras razones porque para el tronco de la barbarie y tal vez sus mentores ese mundo les es desconocido y por ello no existe.


Y los políticos miran de soslayo unos por temor otros por complacencia y complicidad. En el fútbol manda la masa venerada y adulada por sus directivos y periodistas. Y ojo, sino es así el caballo salvaje salta las vallas. Y en la masa mandan los fanáticos. Una minoría por supuesto. ¿Cuanto le complace, le disgusta, o le resulta indiferente esa garrapata salvaje a la masa, a la honorable afición? Nunca se sabrá. Igual molesta y chupa toda la sangre pero hace cosquillas y da gustirrinin. Pero reina el silencio. El silencio como coartada que exhiben los aduladores mediáticos y los directivos acaparadores. “Son una minoría, la mayoría es buena”. No se puede decir: “quien calla otorga”.


En países más avanzados cívicamente se toman medidas para preservar la gallina de los huevos de oro y la decencia colectiva. Algunas contundentes como cierre de Estadios, suspensión de partidos, etc. En España es antes el huevo que la gallina , si es huevo de oro por supuesto. Antes la desvergüenza que la vergüenza si se consigue camuflar o hacer pasar por buena.


Como resultas de la impunidad asfixiante y consuetudinaria, que decía A. Machado, ha estallado la olla y somos escándalo mundial. Debiera saberse que el fútbol-espectáculo es ya demonio global .O más bien ¿qué otra cosa es ahora el fútbol sino espectáculo fútbol?. Nuestra complacida clase política así como la futbolera y mediática no lo puede entender. Sólo cree en los huevos de oro.


¿Es injusto el reproche? ¿nueva versión de la leyenda negra, ahora en más de un sentido? Lo que revela el fútbol es la existencia de un fondo instintivo salvaje y el racismo como parte del mismo, que ni la cultura, ni la civilización, ni el civismo, ni la educación han erradicado y disuelto. A lo más lo han enterrado.


Aquí en España lo enterrado se ha enterrado sobre todo por vergüenza y vergüenza ajena. Es decir residuos de la cultura que se hunde en la lejanía de los tiempos. Pero también por esa vieja cultura, la de la vergüenza ajena, queda oculto entre los velos de la piedad y la conmiseración. “Odia al delito, compadece al delincuente”Hay que comprendernos nos decimos porque en el fondo todos somos buenos o quisiéramos serlo. O según se mire malos, pero todos por igual. Mejor juntos si no nos avergonzamos,o incluso aunque nos avergoncemos los unos de los otros.


Ahora entre el barullo las hienas se sienten en su medio. La vergüenza de capitalizar el potaje de la barbarie y el salvajsmo, como si esto no fuera motivo de vergüenza ajena. Y si esa no fuera la principal aportación de la “nueva política” a la política


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