domingo, 10 de febrero de 2013

UN ABSURDO IZQUIERDOSO.




En un famoso programa de televisión J. Anguita se declaró partidario del “derecho de autodeterminación”,  porque, según dijo, hay dos teorías sobre las naciones: la germánica defiende que la nación es un sentimiento, una lengua, una voluntad colectiva… y la francesa según la que la nación son los ciudadanos.¡ ¡Y como está de acuerdo con la francesa está por el derecho de autodeterminación¡¡.  Si lo hubiera justificado por la doctrina germánica se entendería, ¿pero no sabe que según la doctrina francesa la nación es el conjunto de los ciudadanos dotados de un Estado común y que por tanto todos los ciudadanos se autodeterminan como miembros de ese Estado?. Hasta ahora los españoles, es decir el conjunto de ciudadanos que ampara la Constitución española nos autodeterminamos conjuntamente, es decir formamos un cuerpo político. Si ese Estado desaparece o se fragmenta los ciudadanos pierden su derecho y posibilidad de autodeterminarse. Lo que Vd. postula, creo que sin saberlo y sobre todo con ignorancia de las consecuencias de lo que propone, es que Cataluña sea un cuerpo político dentro del que sus ciudadanos se autodeterminen en exclusiva. Es decir que se independice. Pero entonces no estaría de más que explicara las razones que tiene, o que buscase alguna si no las tiene. Sospecho que como le ocurre a gran parte de la izquierda radical proponen el derecho de autodeterminación de los pueblos sin saber lo que dicen. Tendrían que empezar aclarándose sobre lo más elemental: si existe el pueblo español como sujeto soberano y quien forma parte del mismo. Si después de pensar algo, llegan a la conclusión de que no existe como tal, tendrían que decir qué pueblos existen y porqué. Luego por último si quieren que estén juntos, separados, semiunidos, cómo y por qué. Traigo esto a colación porque expresa uno de los fenómenos políticos más curiosos de la España democrática: la simpatía e incluso abierta inclinación de la izquierda, cuanto más radical mejor, hacia los nacionalismos secesionistas y en general a favor de todo lo que cuestione la unidad de España, se entienda España como se quiera. Es un fenómeno digno de estudio, del que apenas puedo vislumbrar algunas claves: ¿Aún se creen el camelo de la propaganda por el derecho de autodeterminación de los pueblos que promovía Stalin?, ¿ven en cualquier movimiento separatista la encarnación de los pueblos oprimidos y colonizados del tercer mundo?, ¿creen entonces que Cataluña o el País vasco son colonias o algo así?, ¿son herederos del federalismo y cantonalismo decimonónico de corte puramente anarquista?. Pero una cosa es clara: no se puede defender a la vez la voluntad del conjunto de los ciudadanos y el derecho de una parte a no seguir esa libre voluntad.

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