domingo, 23 de marzo de 2014

DEL TUTEO AL COLEGUEO.



La alusión al tratamiento de Vd. que hacía A. Suarez es muy pertinente y nada insignificante aunque pudiera parecerlo. Creo que sólo una persona bastante joven, y claro está perspicaz, pudo reparar en esto. El asunto no es tanto significativo en sí mismo sino por el hecho de que el tuteo emergió súbitamente conforme se asentó la democracia y es de pensar que esto no es casual. Ahora es un lugar común, que los jóvenes especialmente hacen suyo con harta vehemencia. Los estudiantes en la enseñanza básica y media reciben por lo común el trato de Vd. como un signo de hostilidad o de la existencia de intenciones ocultas. Un veterano profesor explicaba a los alumnos que al tratarlos de Vd. les quería demostrar el respeto que se merecen como personas. Lo hacía con tal convicción que sus alumnos se sentían primero aturdidos y luego dignificados. Pero esto es rara avis. Todo empuja a que el profesor se adapte y en muchos casos siga por convencimiento o necesidad el principio de que “la letra con el colegueo entra”. Habría que estudiar el valor del colegueo para la juventud. Debe ser asunto muy complejo pero intuyo que hay mucho de reacción a un sentimiento de indefensión psicológica y de desconcierto ante las claves de la sociedad. Nuestros jóvenes tienden por encima de todo a buscar la mayor cercanía y a ver cualquier norma o fórmula de convivencia más o menos obligatoria como una amenaza a su identidad. Necesita por encima de todo confirmarse en el trato inmediato: “no es cierto que no sea nadie, todos me quieren”, vienen a decirse al reclamar el tuteo y hasta el colegueo.
No creo que la congruencia de este fenómeno con el asentamiento de la democracia se deba sin más a la idiosincrasia de los españoles. Cierto que somos muy extrovertidos y  nuestra vida gira en torno a las relaciones sociales, pero tradicionalmente se ha distinguido entre lo próximo y familiar de una parte y lo más común e impersonal, con independencia  del paternalismo del que hacía gala el dictador. Pienso más bien que el tuteo, que es una de las raíces del colegueo más propio de los jóvenes, tiene mucho que ver con lo súbito e inesperado que fue para la mayoría de la gente la llegada de la democracia. La mayoría no participó en la llegada salvo cuando el proceso se desencadenó sin posibilidades de retorno. Así la democracia significó no tanto libertades políticas, que también, sino fundamentalmente libertades vitales: la posibilidad de pecar, de transgredir, de hacer lo que a uno le gusta, de hacer el amor sin miedo y con quien se quiera..etc. Aunque la mayoría de la gente condescendía con la dictadura e incluso muchos no se sentían bajo una dictadura, casi todos se sentían agobiados por el temor al pacato moralismo oficial…aunque esto ya en la práctica se iba diluyendo como un azucarillo desde el turismo y la abertura económica de los años sesenta. Por ejemplo no se puede comprender, sin tener en cuenta este hecho, que la movida alcanzara significación política. Hoy en día el tuteo y sobre todo el colegueo se han consolidado como un epifenómeno del buenismo igualitarista que nos invade. Es chocante esta deriva cuando uno de los activos del carisma de A. Suarez fue la sencilla solemnidad y la seriedad amable con la que hacía sentir a todos protagonistas de algo transcendente y que dependía de todos.

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