Que vivimos en tiempos apocalípticos
lo demuestra que la monja Lucía no sea vista como una chica
Almodovar, tal como ocurriría en tiempos integrados, y que se pueda
razonablemente dudar si es una representante fidedigna, a modo de
“nuncia” oficiosa, del espíritu que sopla del Vaticano o al
contrario una caricatura del mismo. De la misma manera que el show
conjunto entre la citada Monja, Mas y Trías, no sea visto como la
promoción de una campaña de cuestación del Domund, sino que nos
preguntemos si puede ser la bendición del Procés.
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