lunes, 25 de mayo de 2015

¿DEL "SISTEMA" A LA RUPTURA?


Las preguntas que como esta del encabezado, hacen cuestión de las posibilidades extremas, corren el riesgo de ser un recurso del pensamiento perezoso para evitar bregar con la complejidad extremada de la situación en la que, en este caso, estamos. Es cierto, pero también son necesarias en estos términos, cuando las situaciones límites son posibles y no una mera fantasía. La ruptura que no se hizo en el franquismo, muchos la ven posible en la democracia, incluso a costa de la democracia Igual que en ciertos pagos se habla de derechona habría que hablar de “rupturona”. Hacia ello se encaminan las “ilusiones” triunfantes, ¿pero también los pasos efectivos?

Los resultados confirman que estamos en el preámbulo de las catalanas y generales. Se ha decidido en función de ello y se han establecido las posiciones de partida para lo que se anuncia el acontecimiento crucial de la democracia. No es por alarmar, porque habría que ser ciego para no verlo. Pues salta a la vista de estos comicios que:
-pasamos de un bipartidismo simétrico a un frentismo asimétrico, o si se prefiere a un frente populismo o frente izquierdismo, que se las ha de ver con un centro derecha al borde de la desbandada y la parálisis.
-ha vencido estratégicamente el podemismo, que se sitúa en el mejor escenario posible para su asalto al gobierno y para el liderazgo/ canibalización de la izquierda, lo cual es parte de lo mismo.
-el centrismo de Rivera amaga y no da, así no ha alcanzado para remedio de lo anterior y se queda en tierra de nadie.

La distribución de las fuerzas a escala autonómica y municipal es un capítulo de las principales batallas que ahora se abren:
-La batalla nacional por el gobierno. Es evidente que aparece una alternativa definida de izquierda, muy en alza, y una derecha indefinida y casi indefinible que no se atreve ni a apostar por el centro, ni por sí misma. Muchos se toman a risa eso de la revisión de la transición, pero la risa puede tornarse mueca una vez que empieza a esfumarse la posibilidad de que haya políticas de unidad o de consenso nacional, tal como soñaba por ejemplo últimamente F. Gonzalez, mientras la mayoría social de la izquierda se pone a soñar en metas no tan edificantes.
-La batalla de la izquierda. Sucede por esos pagos lo mismo que sucedió en Cataluña: la radicalización del discurso, en este caso contra el PP, en Cataluña contra España, ha dado alas a los más radicales y los coloca al borde de la hegemonía. Esto puede explicar el aparente subidón de última hora y lo que parece insensibilidad ante las complicidades bolivarianas. Ahora al PSOE no le queda más que permitir el paso de Podemos, con todo el disimulo que se quiera. Mientras Podemos puede a partir de ahora jugar la baza de la “moderación” “socialdemocrata” sin dificultad y con la complicidad de los revolucionaristas/rupturistas más recalcitrantes, a sabiendas de que eso puede convencer a los “remilgosos” de la izquierda, ¿qué puede hacer el PSOE? Enfrentarse a Podemos denunciando su bolivarianismo sería poco coherente y tampoco creen mucho en eso. Reclamarse la “verdadera izquierda”, por la cara, puede empezar a parecer la reedición del destino de IU. Seguramente se agarran a que la inercia del discurso anti-PP puede resultar suficiente para llegar por delante de Podemos, forzando el apoyo de estos para el gobierno. Pueden creer que esto conduciría de paso a la domesticación “socialdemócrata” de estos, pero uno no se fiaría de la corrosión que puedan sufrir una vez que el valor de la democracia y la Constitución vayan quedando en entredicho.
-La batalla del centro y de la derecha. Porque son dos en uno. Los estrategas del PP (Mariano/Soraya de un lado, Aznar/FAES de otro) han hecho que el PP se comportara como un naufrago que ahogándose cree que hundiendo a quien lo puede socorrer se va a salvar. El único “triunfo” del que pueden alardear estos “estrategas” es que conservan la hegemonía y hasta el patrimonio de la derecha, sin centro que amenace. Han conseguido en suma, aventando la posibilidad de pactos entre Cs y el PSOE, que el público de derecha y centro derecha que huía del PP hacia Cs se quedase en casa. De paso la insuficiente emergencia de Cs hace que el PSOE quede a merced de Podemos sin freno a la concentración de las izquierdas.
¿Será así definitivamente? Ante el auge de la izquierda el PP parece un castillo de naipes. Lo que es peor no sabe si renovarse hacia el centro o reaznarizarse en un PP esencial. Visto lo que da de sí Rajoy ¿de donde puede venir la renovación? Visto el desastre de Esperanza Aguirre y los frutos de la irrupción en la cacharrería de Aznar ¿de donde le puede venir la “refundación”? También aquí primará continuar con el principio de inercia. La única duda ¿se concentrarán en salvar su patrimonio de la derecha y de extirpar para siempre la amenaza centrista o se tomarán en serio Podemos y Cataluña? Es decir ¿están dispuestos a proponer la unidad nacional y democrática frente al bolivarianismo o al menos a trabajar por ello?
Ha quedado claro que no es lo mismo invocar el centro que creer en él. El bipartidismo tiene su fuerza ideológica en los instintos ibéricos subterráneos y no proclamados: el frentismo y el cainismo. Desprenderse de ello es demasiado crudo y admitir que alguien pueda pactar con los “otros” de los “nuestros” se hace insoportable. La gente no necesita que se les haga “propuestitas”y “programitas”, necesita que se les diga claramente que la cultura del pacto ha de tomarse en serio.
-Por último la batalla de Cataluña: dejando aparte el milagro de las monjas “peronoicas”, la irrupción no menos milagrosa de esta especie del “neoanarquismo”. Sin duda hay que conocer y comprender la historia de Cataluña del pasado siglo, para comprender algo. ¿Está en manos la unidad de España de los neoanarquistas? En su tiempo los auténticos anarquistas sabían un poco más lo que querían, que ya es decir, pero estos retoños...De Navarra mejor no hablar.

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