Según se dice el tapeo de Ébole con
Rivera e Iglesias inaugura una nueva forma de hacer
política...mediática, que es media política por lo menos. No sólo
por el escenario, el bar como ágora, en tiempos del botellón
tendremos “debate”/botellón. También a lo que parece el
formato. Una especie de trhiller. Lo siguiente, el videoclip.
Han pasado unos días y hay que ir al
grano. El tapeo, independientemente del ganador, demostró que en
cuanto a táctica inmediata, ambos buscan lo mismo: ligar con
Sanchez, cada uno desde su personalidad. No está claro si ve a
Sanchez como un primo a la manera de Carmena, o como el Senescal que
guarda las llaves del Castillo y al que rendir pleitesía. Auque no
lo parezca en este caso el podemita parece que sabe más lo que
quiere.
Rivera trató de gustar a la izquierda
e Iglesias parecer más de centro. Le resultó más cómodo a Rivera,
se nota que el coleta no domina ese argumento. ¿Por qué contra lo
que desean los suyos Pablemos no se atrevió a tildar abiertamente a
Rivera de derechista y “facha” heredero del PP? No sólo porque
ante el público en general sería poco creíble, Iglesias no es
tonto, sino porque tendría que acentuar su imagen radical y todavía
piensa en auparse sobre el PSOE. Su única meta es el gobierno a
través del PSOE. Le pierde la fe en su destino. El efecto Rivera ha
desplazado el centro de gravedad hacia el centro, aun a costa de
sembrar dudas entre la derecha sociológica. Por su parte Rivera
obvió la censura a la vocación totalitaria a P. Iglesias porque “no
toca”, ni procede para ganar la simpatía de la izquierda en
general. ¿Tal imagen obedece a algo circunstancial o a un proyecto
más definido? Como Rivera no es de izquierdas, me parece, debe creer
que el centro-centro se come más con la izquierda que con la
derecha. También lo creía así Suarez. Creo que todavía es pronto
para esperar un perfil más definitivo. Desastroso sería transigir y
acomodarse a los mitos de la izquierda. Si piensa en corregirlos,
necesitará tener las ideas muy claras y más votos que el PSOE.
Esperarlos del caladero de la izquierda parece quimérico. Pero hacer
de bisagra del PSOE es condenarse a palmero, primer paso de la
inanidad. La contradicción es clara: no se puede gobernar este país
sin caer simpático a la izquierda, o lo menos antipático posible...
Pero sólo se puede acceder al gobierno para regenerar en la medida
de lo posible con los votos del público de derechas o buena parte de
ellos.
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