viernes, 15 de febrero de 2019

RENOVAR LA EMPATÍA

Pues al final Sanchez no ha dado con la fórmula de la cuadratura del círculo. Parece como si la interferencia del Juicio a los golpistas no haya podido ser gestionada en la forma debida, de modo que no obstruyese la hoja de ruta de una Confederación con puerta a la independencia. 

Seguramente los dos socios darían a este pacto de aborto de Constitución y de la soberanía nacional diferente significado. Para Sanchez y el PSOE un nuevo estatuto “asimétrico” calmaría al separatismo un tiempo, el preciso para jibarizar a “las derechas” españolas. Los socios separatistas nucleados ahora en torno a ERC podrían presentar el desenlace de la autodeterminación ya casi como una formalidad inevitable. 

Pero se ha calentado demasiado al personal en la inmediatez de la independencia como para que no haya terreno abonado para quienes están dispuestos a hacer bandera contra la más mínima dilación y compromiso, con la consiguiente saturación de la paciencia cívica de una mayoría de españoles.


Todo indica que no se ha conseguido establecer un plan basado en la confianza mutua que permitiese conllevar el juicio y sus consecuencias. O lo que es lo mismo que permitiese mantener la confianza de los respectivos cuerpos electorales. Sin acuerdo era inevitable que Sanchez vendiera el indulto a cambio de garantías de que ERC se conformaría con el nuevo estatuto, mientras que estos reclamasen la garantía del indulto para cualquier posible negociación formal y verdadera. 

Ahora todo puede pasar menos que en las filas sanchistas se haga caso omiso del Muso Iceta y que en las filas golpistas se esté dispuesto a vender el “derecho de autodeterminación” por un plato de lentejas. Porque su “derrota” es a beneficio de inventario mientras cuente que para la izquierda española el independentismo es  de lo más democrático fetén.

Por su parte el único problema de estas izquierdas es levantarse del tropezón y dar con la fórmula para volver a las andadas. Al fin y al cabo una vez resuelto el Proceso a los golpistas nada evita que estos puedan ser objeto de la más dialogante “empaticidad”.

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