miércoles, 26 de julio de 2023

APUNTES POSELECTORALES AL BORDE DEL ABISMO.

 

Tan desalentador como los resultados electorales es el hecho de que el PP, y por extensión toda la derecha, parece incapaz de liberarse de la llave que lo tiene paralizado desde la emergencia de VOX. En términos estratégicos la campaña estaba planteada de forma inequívoca en torno a la legitimidad de la coalición frankenstein o la coalición de derechas. Sanchez lo asumió francamente y sin ofrecer dudas sobre sus intenciones. Para nada pidió el suficiente apoyo para evitar ir de la mano de los separatistas, ni por supuesto de los comunistas. Más bien los animó. Aunque no tuvo necesidad de hacer proclamas en positivo dejó bien claro que antes que PP/VOX cualquier cosa. Por si había dudas machacó hasta la extenuación que el destino del PP era gobernar con VOX, algo que antes de iniciarse la campaña lo daba por supuesto la opinión pública.


Como es notorio la estrategia del PP fue evitar ese marco de juego, soñando que el PSOE, que para esto sabe latín, lo iba a permitir. Ya se sabe pedir mayoría suficiente para evitar a VOX como en la Andalucía de Bonilla. Pero la carambola se ha demostrado irrepetible. Sanchez estaba apercibido. No se trataba de alertar contra VOX sino contra el pacto PP/VOX, una vez que la opinión pública, repito, tenía asumido que de ganar el PP sólo podría gobernar de esa manera.


El PP quería andar por una vía imposible. La de dejar en el limbo esa posibilidad. La dejar en la indefinición los pactos comunitarios. Creó que las contradicciones hubieran aparecido de todas las maneras, pero la intentona se frustró cuando se formó gobierno en Valencia. Inopinadamente, al desmontar el candidato valenciano del PP retirándose la coartada de que no se podía ir de la mano de un maltratador. La posterior astracanada de la Sra. Guardiola, que no se había enterado de que con el pacto valenciano los ascos a VOX no tenían sentido convirtió el resto de la campaña en un vaivén de feria, sólo disimulado por el viento a favor de los sondeos.


Mientras se afinaba la puntería en su contra el PP trató de convencer que sólo una buena mayoría podría impedir lo que parecía tener que caer en el túnel de los horrores. La defensa de lo único defendible, que una coalición de derechas era más legítima y beneficiosa que el Super Frankenstein, quedó escorada a la espera de los encantos exclusivos de Feijóo. Es evidente que así se dió pábulo, en el fondo se corroboró que Sanchez tenía razón. Que VOX es diabólico y lo que espeor que cualquier cosa es preferible a la influencia de VOX en un futuro gobierno.


¿Tuvo trascendencia electoral directa? Se contaba con que de antemano unos cientos de miles de socialistas mosqueados se habían extraviado del rebaño y que la mayoría de los votantes de Cs pasarían al PP sin problemas. Si la estrategia del PP dependía de esas capturas los resultados son descorazonadores. Pero si los sanchistas tuvieron éxito en su política de tierra quemada y de no hacer prisioneros hasta el punto de atraerse a puñados de “disidentes” atemorizados no pudo ser por la impúdica exhibición del espantajo de VOX . Esta era la cantinela inagotable y absorbente como música de fondo y superficie a todas horas, día y noche. Despistó la victoria apabullante de Feijóo en el debate porque la persona y el personaje Sanchez quedó por los suelos ¿pero su política? Entre la zarabanda que el depredador armó el fondo pasó desapercibido. No es preciso entrar en detalles pero una vez que Feijóo se sintió vencedor debió creer que era la oportunidad de librarse de la peligrosa tutela de VOX como si no estuviera en disputa otra cosa que un gobierno exclusivo del PP u otro con VOX.


Sin duda que la desesperación afinó la puntería sanchista, siempre dispuesto a todo antes que abandonar y perder. Y cuanto más intenso era el fuego enemigo más se ocupó Feijóo en apostar por lo mejor en lugar de lo bueno. Además del cierre de filas sanchista/nacionalista los dudosos y ausentes que constituían el objetivo del PP en todo momento y en este final de campaña especialmente debieron variar hacia Sanchez atemorizados por el fantasma de VOX… Porque todos daban por supuesto el acuerdo PP/VOX desde el principio, pero lo que siempre se tuvo por normal, pasó a ser ruinoso y maligno, el mayor mal posible imaginable.


Tuvo que conjugarse para ello la precisión embrujadora de la izquierda en el uso de sus poderes con la abstención del PP contra lo verdaderamente demoníaco, dando por supuesto que eso estaba descontado en la opinión pública, más allá incluso de las filas de la derecha convencional hasta afectar a la sensibilidad cívica de muchos socialistas de toda la vida. Bastando por tanto aparecer como “partido de Estado”, sin medir el favor que hacía a sus “enemigos, al dar a entender que el voto “útil” deslegitimaba tanto a VOX como al pacto con VOX.


La doctrina sanchista de que “conmigo y contra la derecha todo vale” ha dado a sus seguidores y votantes lo que más aprecian, seguir en el poder y en el contumaz trabajo de aplastar para siempre a la derecha. ¿Significa esto un cheque en blanco para el descuartizamiento de España? Hace alguna década esto era inimaginable. Pero ahora ZP/Sz tienen tan amasados y sectarizados a sus votantes y a sus seguidores, que ya todo parece posible. Pero como el trío de SZ/ZP/Pumpido se puede estrellar de dar el salto tienen que decidir si echar el Órdago y acabar la partida. Por lo que a los votantes se refiere es claro que a una parte no le divertiría, aunque otra ya sea cómplice. Pero ninguno de estos cuentan sino hay nuevas elecciones y sino hay una contundente reacción social que los conmueva. Las bases pueden ser más decisivas, pero está ebrias de satisfacción y confort. Difícil imaginar una reacción de dignidad, valor y lucidez, por esos pagos. Al menos una reacción que se anticipe y pueda reconducir la osadía sanchista. Así es al menos el primer reflejo pavloviano.


Pero bien mirado los resultados son sibilinos y es dudoso que el PSOE se sienta cómodo ante lo que se nos viene encima y se les viene encima. Tener que afrontar la contradicción que lo puede desahuciar y que ha jugado a postergar puede despertar de sus sueños de cigüeña satisfecha a más de un durmiente. Y no es grato estar en un sillón que puede volar en cualquier momento.


A Feijóo no le queda otra que emplazar a su Cainita Señoría a negociar una salida común para España y a Abascal a apoyar a Feijóo por sentido de Estado. Rivera rehuyó emplazar al bello flautista y todavía lo estamos pagando. Por supuesto ni el más iluso cree que se aceptaría este ofrecimiento y ni siquiera se vaya a considerar una pizca. En su inercia vencedora y deconstituyente el sanchismo cree que puede seguir alimentando con prebendas a los socios y postergar la decisión sobre el futuro de España “hasta cuando sea oportuno”. Pero lo que hasta el momento eran cesiones y ventajas lo tendrán los beneficiarios por embelesos para marear la perdiz. “¡Que ya es hora de decidirse y resolver el “conflicto”!”


Ya está aquí el muro de la realidad. Y para todos. Por poco que piense en algún momento la sanchidad sabe que va llegando la hora de la decisión fatal, aunque esté maquillada. Y ante la tesitura de poner a España al borde del abismo tiene que saber que su propósito se malbaratará si aparecen grietas públicas e indisimulables en el soporte socialista. <Dicho sea de paso puede que por esos lares quede poca convicción patriótica e incluso constitucional pero no es baladí ni artero el razonamiento de que si los separatistas consiguen su propósito el porvenir del PSOE en la España que quede no lo envidiarían ni los peores apestados. A falta de convicción el miedo razonable también cuenta. Claro que siempre puede llegar una República bolivariana o incluso castrista a salvar la Causa ¿¡?E incluso que algún sanchista se atreva a imaginar camelar a los separatistas con esa promesa como paso previo a su independencia, ¿pero los creen tan tontos?. Todo a su tiempo.>


Decía que el emplazamiento al pacto no merecerá si quiera la pérdida de un segundo por el receptor. ¿Pero no es verse ante esa tesitura de tener que negarlo y despreciarlo lo que más puede temer el gran cainita? Algo se está filtrando y sus voceros, por lo que observo, balbucean y responden con juegos de palabras (“¡qué gracia!,el que quiere derogar el sanchismo pide al sanchismo que se derogue” y demás ocurrencias por el estilo). Y los encomendados de la nomenclatura responden como Fernando VII, “todo se tramitará dentro de la Constitución”… “que para algo está Pumpido” debieran añadir.


El emplazamiento no puede parar lo que está en marcha, pero es vital para preparar la necesaria reacción que lo pueda parar, dejando patente de paso a su sanchidad ante la Comunidad europea, por si sirve de algo. Y que además la resistencia va en serio. Bien hecho tiene que ser un lastre para este Procés integral y definitivo, si se emprende, y un motivo de reflexión para muchos embaucados. En todo caso ahora el PP no puede obviar la razón de ser de la apuesta de Feijóo, convencer a los españoles de que Sz. va en serio y seguirá haciéndolo mientras pueda. Es decir que lo verdaderamente ruinoso y diabólico es el Frankenstein.


Se puede confiar pese a las oscuridades de la campaña en que Feijóo lo haga bien. El sabrá cómo. Parece entero y enterizo, y con ganas de aprender. Y por lo que a Abascal respecta es de esperar que aprenda a hacer buen uso de su sentido patriótico. Lo dice uno que modestamente cree que es mejor una derecha cobarde que una derecha dividida, pasado el revulsivo que esto ha podido significar. Porque España es muy rara y especial entre otras cosas. Pero eso ya no viene a cuento.

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