sábado, 23 de marzo de 2024

DE MILAGROS Y CORAZONES GREGARIOS

 

Se da por descontada la capacidad de SZ de llevar del ronzal cada vez más cerca del precipicio a su cuerpo electoral. Pero no por previsible es menos significativo. En gran medida su aventura depende de la conservación intacta de esta intendencia electoral. Es tan sutil e incierto el equilibrio del que depende que cualquier grieta puede desmoronar el edificio. SZ se ha hecho fuerte al transformar el “espíritu de partido” que lo aguanta casi todo en espíritu de secta, o si se prefiere de “macro secta”, dispuesto a todo. Para lo primero bastaba combinar la adhesión inquebrantable con la paciencia comprensiva; pero para lo segundo la cohesión se transforma en complicidad. ¿A cambio de qué? De la supervivencia por supuesto, pero de la victoria por encima de todo. SZ ha prometido victoria y ha demostrado ser capaz de darlo todo. Los más venerables socialistas andan espantados en su ostracismo. No sólo por lo que se temen sino porque no pueden comprender nada, más allá de constatar las evidencias. “¿Qué hemos hecho para que pase esto?” Para que todo no quede en un melancólico desparrame harían bien en preguntarse e indagar.


En la tesitura de las elecciones catalanas SZ precisa de la complicidad macro sectaria por encima de todo. Salvo milagro tener que entregar la Generalitat al prófugo sean los que sean los resultados que obtenga Illa puede alarmar al gregario más coriláceo. Ironizaba, creo, C. Alsina con la posibilidad de SZ tuviera una oportunidad inigualable, en el caso de que rechazara el “chantaje” y se negase a aceptar el referéndum de independencia. Eso le permitiría a SZ, bromeaba, creo, Alsina, presentarse convocando elecciones como salvador de la patria además de gran reconciliador. Como parecía ir en serio los contertulios sólo alcanzaron a manifestar un pasmo balbuceante. Pero bromas o veras hay una verdad contundente.


Salvo milagro SZ va a tener que elegir entre entregar la soberanía española y el consiguiente proceso destituyente o la convocatoria electoral urgente. Sólo un pacto de “caballeros” con el prófugo consistente en el aplazamiento sine die de la negociación de los detalles y flecos del referéndum, a cambio de soberanía fiscal, deportiva y jurídica, por ejemplo, podría dar un respiro a SZ sin tener que exponerse al previo súbito resquebrajamiento de su secta.


¿Qué sentido puede tener eso para el “molt honorable” que se nos avecina si nada tiene que perder jugando a por todas? ¿Cómo va a despreciar la carambola que le ha preparado el actual Felón?


Éste sólo puede amenazar con las consecuencias de unas elecciones que devolverían el gobierno a la derecha, pero a estas alturas está claro lo ridículo de la amenaza de quien no está dispuesto a inmolarse sin conseguir su sueño histórico. Sin que incluso los suyos no lo tilden de otro fraude como tildaron a ZP al convocar elecciones.


Sin despreciar esta exposición en la que se ha metido, presumiblemente a SZ le resultaría más fácil convencer a los suyos de que todo hasta ahora tiene sentido y que también lo tiene volver grupas al borde del abismo porque se ha hecho todo con la mejor intención.


¿Pero por qué no extraer conclusiones más profundas? Llegados al punto en que se ha llegado, bien ensuciados todos solidariamente, ¿por qué no se puede apurar la complicidad hasta el fin? ¿Por qué no pueden todos quedar convencidos de que el referéndum a la medida del separatismo traería la “reconciliación perfecta”? Esa reconciliación que congratularía definitivamente a la Plurinación. En el colmo “dos independencias bien valen la República”.


Pues eso, SZ ha decidirse entre la ironía y la tragedia, salvo milagro. Todo se reduce a como calibrar cuanto pesa en los suyos todavía el afecto por esa “anomalía democrática” llamada España, cuan “discutida y discutible” es esa nación en el animo profundo del “progresismo” y a efectos de cohesión solidaria.


Lo único evidente es que cualquier decisión nada tendrá que ver con el patriotismo. ¡Vade retro!Es más el corazón revanchista del Felón se inclina sin duda alguna a cortar la hierba de los pies de su Nación hasta donde haga falta. Para poner la historia en su sitio, en su corral por supuesto. Bonito eso de tener que elegir entre el corazón y el posibilismo. Lo que quiere el corazón sanchista es seguro, las posibilidades de una satisfacción gregaria por la vuelta atrás son bien dudosas e insondables cuando se trata de los corazones ajenos, por muy gregarios que sean. ¿Cuanto se identificará la grey con el sentido desprecio de su Campeón por esta "anomalía" histórica?

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