miércoles, 4 de marzo de 2015

ENTRE "INCORRUPTIBLES"




Acabo de ver un vídeo en el que Pablo Iglesias presenta su programa enseñando a modo de una clase que la época moderna nace de los buenos oficio de la guillotina en la revolución francesa y lo bien que estaríamos en España de haber seguido tan pulcro, por lo de humanitario, método de acabar con las castas que siempre acechan desde las alturas.

Don Pablo trata de erradicar escrúpulos y prejuicios. Debe pensar que la izquierda se ha dejado enternecer demasiado y hay que volver a los orígenes. Por ejemplo un escritor bien preparado y seguramente muy progresista como Javier García Sanchez (véase su biografía política “Robespierre”) trata de disimular la barbarie terrorista que perpetró Robespierre, por el que no disimula su admiración en esa obra, y cuenta que el “Incorruptible” apenas firmó algunas pocas de todas las condenas a la guillotina, que el susodicho apenas se enteraba, que estaba enfermo en su casa la mayor parte del tiempo y que todo lo trajinaban los fulanos del Comité de Salud Pública u otros engendros del mismo tipo como el Tribunal Revolucionario, llevados por el desvarío. Vamos, que pasaba por allí. Kant y Hegel, que tanta simpatía sentían inicialmente por la revolución francesa, quedaron horrorizados por el terror , y la convicción de que no fue un accidente casual les movió a replantearse aspectos fundamentales de su teoría ética y política, especialmente en el caso de Kant su concepción del mal y Hegel su idea del Estado. Ahora don Pablo proclama que hay que perder la vergüenza y enardece a los suyos prometiendo sangre, o insinuándolo, que es lo mismo. Sería una impecable clase práctica, con todos bien hartos y satisfechos, un aprobado general y con la mejor nota posible...Sería mucho pedirle al profesor reconocer que el problema de España no es que nos hayamos salvado de la guillotina, sino que no hemos parado de guillotinarnos, eso sí, sin necesidad de la humanitaria guillotina. A don Pablo le conmueve la falta de “humanidad” por no haberse hecho uso de algo tan “cívico” y “republicano” y como no “racional”, que hay muchas manera de aterrorizar pero no todas son igualmente “cívicas”. Pero puede que el problema sea que nuestras “lumbreras” o gran parte de ellas no hayan pasado por Kant y Hegel, especialmente el primero, que no les quepa bajo la chichonera que los hábitos de la libertad no vienen de la guillotina sino del “imperativo categórico”. Por lo que parece, saltarse un Peluca como el maestro de Königsberg, es un título de gloria en nuestra Universidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario