La puesta en sociedad de la Amnistía ha demostrado, por si había dudas, que media España tiene un estómago de acero a prueba de las más horrendas infamias. Pero no debía sorprender habida cuenta de que nuestros ancestros romanos, dados a venerar y divinizar todos los aspectos de la vida, sin hacer asco alguno, tenían por diosa a Pulchra Laverna, diosa de las mentiras y las ganancias sean lícitas o ilícitas, de quien transmitía Horacio esta advocación (sin ironía):
"da mihi fallere, da iusto sanctoque videri, noctem peccatis et fraudibus obice nubem."
<"déjame engañar, déjame parecer justo y santo, tape la nube nocturna con pecados y fraudes" >
Posdata. Solo consuela que tantas tragaderas se deban a la inocencia con la que se goza la vida, vaya esta a donde vaya:
"tenga yo vacaciones y hagan los míos lo que quieran si pueden"
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