En su blog Iñaki Gabilondo pregunta si se puede encontrar alguna solución
sobre el problema del “derecho a decidir” para evitar el tremendo engorro que
supondrían las elecciones plebiscitarias que Mas amenaza convocar de no
permitirse el referéndum por la independencia. Esta fue mi respuesta.
Puestos a jugar al posibilismo tal como Vd. propone, se podría intentar una
especie de pacto confederal sacudiendo el sistema autonómico general y
refrendarlo en toda España, Cataluña incluida. Sería un pacto de caballeros que
sólo podría interesar al resto de España si las condiciones son aceptables. O
si no, se podría ofertar un referéndum de autodeterminación que
no se pudiera repetir en al menos treinta años y con condiciones que pusieran
las Cortes, por ejemplo que la mayoría necesaria
para conseguir la independencia tuviera sobrepasar
el cincuenta por ciento del total del censo electoral. Pero esto son cábalas. El
problema es que los nacionalistas cuentan con la dejadez y desunión de la
sociedad española encabezada por sus políticos. ¿Tendría el independentismo
tanto seguimiento si estuviera la sociedad catalana convencida de que la independencia
es imposible?, es decir si estuviera convencida de que el resto de España está
dispuesta a hacer valer la Constitución.
Permítame un acertijo filosófico. ¿En quién estaba pensando Wittgenstein
cuando dijo que los problemas filosóficos, como el problema catalán, no tienen
solución y que son del tipo de lo que le pasa a una mosca cuando se mete dentro
de una botella?, ¿pensaría en Mas o en España?. A lo que parece Mas se siente a
gusto dentro de la botella y, aunque tiene afecto a quienes están fuera, no se
fía de quien puede ayudarle a salir. Pero la mosca España no está a gusto ni a
disgusto en la botella porque cree que se trata de un palacio de cristal con
puertas abiertas disponibles a voluntad, sin necesidad de que nadie le ayude a
salir.
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