martes, 9 de julio de 2013

REVELACIONES IV.


*Más grave que la Generalitat cometa la obscenidad nazi de crear un listado de patriotas sería que el Estado lo permitiera. Si así y ocurriera y si a los ciudadanos no les importa ni llama la atención,
¿tendría sentido decir que Cataluña sigue formando parte de España?, ¿tendría sentido decir que España es un país democrático?.
Cierto que los límites se pasaron hace tiempo en el País Vasco, pero a lo bruto, con la intimidación y el sometimiento físico y psicológico de la población. En Cataluña la intimidación se quiere burocratizar e institucionalizar. Hablamos mientras tanto de democracia y Estado de Derecho como si tal cosa.


*Las primaveras arabes queman como las llamas que salen de las puertas del infierno. La democracia se compone de urnas y Estado de Derecho. Lo primero es fácil, pero sólo tiene sentido si se ampara en el Estado de Derecho y es la aplicación del mismo. ¿Para alcanzarlo es necesaria "la tutela" mientras no haya aggiornamiento del cogollo de la sociedad?, ¿puede motivar la"tutela"  el aggiornamiento?. La experiencia de Argelia deja  todo en el aire. La de Turquía era esperanzadora hasta el momento. En Egipto ya parecen quedar pocas salidas; pero algo es claro: si desaparece la tutela la venganza puede ser terrible.

*La idea ingenua de que el pueblo es un todo monolítico, encarnación del progreso, es demasiado sospechosa. ¿Quienes son el pueblo egipcio?, ¿los que reclaman una democracia occidental?, ¿los islamistas mayoritarios en las urnas?. Normalmente, quienes presentan la idea de que el pueblo es un todo compacto y no la confluencia de muchos pueblos  buscan el beneficio de ser tomados por la voz de ese pueblo. Un discurso que no por gastado hasta la saciedad deja de ser el más rentable. El equivoco se sostiene en un hecho elemental: una parte de la sociedad está siempre dispuesta a salir a la calle y al hacerlo reclama para sí el título de ser el pueblo, pues sólo ella es visible. Mientras la otra parte u otras partes de la sociedad permanence silente y a sus cosas. ¿Quien calla otorga?. Pero ¿qué pasa si todos, los de un lado y otro se lanzan a la calle y se disputan su dominio?. En todo caso además de muchas cabezas físicas, queda hecho añicos la idea de que una opinión es buena si todos la sustentan, o sólo si todos la sustentan.



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