sábado, 12 de septiembre de 2015

LA LOCUACIDAD DE MARGALLO I

                                                                                  

Siempre me ha parecido que la “intromisión” del Sr. Margallo en lo relativo al Procés no se debía a una encomienda del presidente del gobierno, ni tampoco a que se sintiera en la necesidad de hacerlo por la condición de su ministerio. No está entre las virtudes de don Mariano atar muchos cabos para la acción política y menos para la comunicación. Seguramente nuestro Presidente ha creído que el asunto catalán es una chinita en el zapato de la recuperación, y que la chinita saldrá por sí sola del zapato, según se desprende del imperio del sano sentido común que rige todos los asuntos humanos. Hasta ayer, he pensado pues que el Sr. Margallo ha debido hablar porque le va la marcha y porque es el único para el que el asunto era de verdad crucial y sentía que tenía algo que decir . Con lo de esta conferencia me entra la sospecha de que habla más de la cuenta por vicio. Vamos que no puede contener lo que sabe de lo que se cuece o que por cuenta y riesgo lo suelta a ver qué pasa. Es de suponer que en este caso habla sin advertir las hipotéticas consecuencias de sus palabras en la opinión pública, ya implantada la costumbre de que nada que se diga tiene consecuencias. Las tenga o no, lo cierto es que sus palabras suenan a quien da por perdida la batalla y lo fía todo a negociar una alternativa a la rendición incondicional. En términos más prácticos y del momento estas propuestas refuerzan la posición que se va extendiendo entre los nacionalistas de que el voto por el sí es la mejor manera no tanto de lograr la independencia sino de lograr las mayores ventajas posibles incluida una especie de Confederación, de facto o de jure, que sería una independencia a cómodos plazos y mejor preparada. Mientras que en las filas constitucionalistas esas propuestas refuerzan la idea de que “no va a pasar nada” y que en todo caso ya en el fondo todo está apañado. Más motivos para la movilización electoral de los nacionalistas y para que los que no lo son se queden en casa como siempre. Se supone por lo demás que voces más potentes y serias se harán oír, y que con la campaña esto quedará en susurro. Pero suena mucho a declaración de intenciones.

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