Siempre me ha parecido que la
“intromisión” del Sr. Margallo en lo relativo al Procés no se
debía a una encomienda del presidente del gobierno, ni tampoco a que
se sintiera en la necesidad de hacerlo por la condición de su
ministerio. No está entre las virtudes de don Mariano atar muchos
cabos para la acción política y menos para la comunicación.
Seguramente nuestro Presidente ha creído que el asunto catalán es
una chinita en el zapato de la recuperación, y que la chinita saldrá
por sí sola del zapato, según se desprende del imperio del sano
sentido común que rige todos los asuntos humanos. Hasta ayer, he
pensado pues que el Sr. Margallo ha debido hablar porque le va la
marcha y porque es el único para el que el asunto era de verdad
crucial y sentía que tenía algo que decir . Con lo de esta
conferencia me entra la sospecha de que habla más de la cuenta por
vicio. Vamos que no puede contener lo que sabe de lo que se cuece o
que por cuenta y riesgo lo suelta a ver qué pasa. Es de suponer que
en este caso habla sin advertir las hipotéticas consecuencias de sus
palabras en la opinión pública, ya implantada la costumbre de que
nada que se diga tiene consecuencias. Las tenga o no, lo cierto es
que sus palabras suenan a quien da por perdida la batalla y lo fía
todo a negociar una alternativa a la rendición incondicional. En
términos más prácticos y del momento estas propuestas refuerzan la
posición que se va extendiendo entre los nacionalistas de que el
voto por el sí es la mejor manera no tanto de lograr la
independencia sino de lograr las mayores ventajas posibles incluida
una especie de Confederación, de facto o de jure, que sería una
independencia a cómodos plazos y mejor preparada. Mientras que en
las filas constitucionalistas esas propuestas refuerzan la idea de
que “no va a pasar nada” y que en todo caso ya en el fondo todo
está apañado. Más motivos para la movilización electoral de los
nacionalistas y para que los que no lo son se queden en casa como
siempre. Se supone por lo demás que voces más potentes y serias se
harán oír, y que con la campaña esto quedará en susurro. Pero
suena mucho a declaración de intenciones.
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