Margallo es la mejor veleta para
conocer la dirección del viento. Dice tanto que a veces lo más
importante pasa desapercibido. Por ejemplo lo siguiente. En la
entrevista en 13TV enfatizó que “Cataluña jamás sera
independiente” y lo justificó porque no tendría ningún
reconocimiento internacional, condición imprescindible para ser
Estado, a su entender. Es más, vino a decir, si lo consiguiesen
después de treinta años por la vía que han elegido, “¿habría
valido la pena tanto sufrimiento?” se preguntaba. Lo que no dijo,
pero que se desprende de lo que dijo, es que, en caso de que los
secesionistas proclamen la independencia, el golpe de Estado quedaría
consumado, porque el Estado no va a recurrir a los “medios
coercitivos” (entrecomillo) para abortarlo. Lo admitía hasta el
punto de que, si llegado el caso, la Generalitat cerrase la frontera el paso de los productos españoles, estos pasarían por el País
Vasco o Aragón. Esto da por hecho que aunque se aplicase el 150, el
Estado no lo haría cumplir si las autoridades catalanas hacen caso
omiso y oficializan internamente la independencia. Estaríamos ante
un escenario de “doble poder” en suma, a la espera de que el
“nuevo Estado” se desangre por sus contradicciones internas, el
caos económico y la falta de aire en la escena internacional. Parece
que Margallo abona a que en esas condiciones los secesionistas
pragmáticos se avendría a negociar “la tercera vía”, pero
dejemos el tema al margen. En el rechazo a apelar a la “coerción”
cuenta sin duda la previsible oposición de la izquierda, y la
resistencia de la opinión pública, máxime si ello precipitase una
rebelión o desobediencia masiva callejera de las huestes
secesionistas. Se cuenta además que los “constitucionalistas”
seguirían en sus casas o “desemigrando” lejos del sur del Ebro. Tampoco parece que la opinión pública internacional fuera a
resultar muy favorable. Ya se sabe lo de David y Goliat.
Contando con esto los secesionistas lo
ven a su manera: habrá que sacrificarse pero el caos económico
anegará a España y a la misma UE. Ante esto, sería su lógica, ¿no
se vería esta obligada a presionar en su momento para que se
negocie una acuerdo entre “España y Cataluña” ,una "separación
civilizada"? ¿no pediría también la sociedad española un acuerdo,
cualquiera que fuera, para salir del atolladero? ¿no ha demostrado
la sociedad española que por encima de todo no quiere líos y si los
quiere es para ajustar cuentas entre sí, entre las derechas y las
izquierdas?, ¿no sería este un motivo estupendo para que hiciesen un buen ajuste de cuentas del que la secesión saldría beneficiada como algo irreversible?
No sé si este escenario es realista
o es el cuento de la lechera, pero estoy seguro que las claves del mismo cuentan mucho en la mente
de los instigadores de este golpe de Estado, cuya preparación ha
sido a “cámara lenta”, más bien a cámara normal pero los
lentos en entender han sido los espectadores, pero su ejecución ha
sido a cámara bien rápida, un golpe de Estado express. ¿No ha
reforzado la fe en su éxito la conciencia de que enfrente reina la
división y que en el fondo no se está dispuesto a reaccionar,
porque nunca se ha reaccionado? ¿no se cuenta con que pase lo que
pase el secesionismo tiene las de ganar inmediatamente o a medio
plazo? ¿cuantos se han convertido a la independencia por estar con
los ganadores?.
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